by Eduardo Cuervo González
Decisiones financieras. Algo
con lo que lidiamos diariamente y a lo que le prestamos muy poca atención.
Desde lo sencillo -en qué tienda hago el súper- a lo complejo -pido un préstamo
con intereses fijos o variables-, existe un factor en común: la decisión que
tomes impactará, en mayor o menor proporción, en tus finanzas personales, las
cuales son el resultado conjunto de las decisiones económicas que tomamos a
diario, como individuo o familia.
Actualmente es más común
hacer uso de los diversos servicios y productos financieros que existen (tarjetas
de débito, crédito, préstamos bancarios, nómina interbancaria, etc.), esto nos
convierte en usuarios financieros. Ya que dichos servicios son el medio más
efectivo para disponer del dinero, nos resulta casi imposible no utilizarlos.
Ahora bien, se supondría que, mientras más
gente usa estos servicios, más conocimiento sobre ellos tendrían ¿No es así?
Eso sería lógico, ¡pero la realidad es otra! Debido a lo cotidiano que resulta
el manejo del dinero, existe una falta de seriedad cuando decidimos qué hacer
con él, se toma muy a la ligera el tema sin considerar las consecuencias que
origina (las cuales trataremos en columnas posteriores), ocasionando que, a medida
que incrementa el número de usuarios financieros en México, la desinformación
sobre los servicios también aumenta, provocando así, una brecha más grande
entre los informados y los desinformados.
Esto lleva a nuestro siguiente punto y el
motivo principal de por qué escribir esta columna: la falta de “Cultura
financiera” o “Educación financiera” en México. En términos generales se entiende por cultura financiera al conjunto
de conocimientos básicos para comprender, aplicar y hacer uso de las
herramientas disponibles para el manejo exitoso de las finanzas personales. ¿Muy
elegante, no? O lo que es lo mismo el saber qué hacer y cómo hacer para
administrar de manera óptima tu dinero y el de tu familia.
En México, según datos de TNS Research International 2010, aún
después de la crisis financiera del 2008, el 74% de las personas carecen de
este tipo de educación; también, la Comisión Nacional para la Protección y
Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) al 2010, advirtió
que en el país, cerca de 62 de cada 100
mexicanos carece
de educación
financiera, cifras un poco alarmantes cuando se habla de querer hacer frente a la crisis que se
ha instalado desde hace 5 años en el país.
Se preguntarán ¿Por qué de
la nada surge tanta preocupación por la cultura financiera? Porque, de acuerdo
al programa educativo “Saber cuenta” de Banamex –con el cual coincido
totalmente- “el bienestar financiero
guarda una estrecha relación con el bienestar personal, familiar y social, y
éste refleja el progreso de una nación”; entonces, la respuesta ya no
resulta tan complicada ¿verdad?
Y por lo tanto, si queremos
alcanzar con plenitud cada uno de estos bienestares, debemos empezar a
preocuparnos, o lo que es más viable, a ocuparnos. La educación financiera como
planeación de un futuro estable resulta totalmente necesaria para alcanzar
mejores condiciones de vida, y al no encontrar esta educación en las aulas (lo
cual debería cambiar pronto) es responsabilidad de todos los sectores sociales
la transmisión de información para mejorar y potencializar la toma de
decisiones financieras. Es por ello que se ha creado este espacio, con la
finalidad de difundir la “Cultura financiera” y orientar al lector en este tema.
Si las crisis financieras,
en su mayoría, son creadas por sociedades desinformadas e iletradas sobre los
productos y servicios financieros que utilizan, es de esperarse que la
participación de gente “educada” y con “cultura” -financieramente hablando- en
este sector, deje como resultado un progreso económico.
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