Panorama Mundial

sábado, 26 de mayo de 2012

Participación Ciudadana


                                                                              by Andrés Saldívar Martínez.

El día de hoy nos encontramos a escasos dos meses de las elecciones y en estos últimos días recibí en mi ciudad, las visitas de los candidatos a la presidencia. En varias ocasiones nos han dicho que de quedar electos y ser el próximo presidente o presidenta de la República, no podrán generar los cambios que necesitamos, si no cuentan con el apoyo y colaboración de la sociedad en general. Probablemente esto último ha sido de lo más atinado que los candidatos han dicho.
Es preciso reconocer que ningún presidente o en ese caso ninguna autoridad o gobierno puede mejorar nuestro país, no podrán mejorar mi país sin contar con la participación de quienes lo formamos. Los cambios no dependen de una sola persona o el gobierno.
Actualmente uno de los avances más trascendentales fue el de incluir, como un derecho humano, el derecho de toda persona a participar en el gobierno de su país, “ya sea directamente o por medio de representantes libremente escogidos”, y reconocer que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder político. En nuestra constitución mexicana se podría decir que la idea está envuelta en el art.39.
Ejerciendo este derecho, los mexicanos hemos decidido vivir en democracia pero ello no es para nada fácil. En democracia la mayoría de las veces tendremos una opinión diferente o incluso opuesta a la opinión de la persona que tenemos enfrente a nosotros. Pero precisamente vivir en democracia significa respetar el derecho del otro a expresarse y tomar en cuenta su opinión, por  más contraria que sea a la de nosotros. Vivir en democracia es estar de acuerdo en que podemos estar en desacuerdo y aún así coexistir en paz.
Una ventaja primordial de la democracia, y que se nos olvida frecuentemente, es que permite cambiar a la persona que ejerce el poder de manera pacífica y ordenada. Otras formas de relevo de poder implican violencia lo cual perjudica a las mayorías. Imagínese vivir en un país con constantes golpes de estado, dictadores por varias décadas o invasiones foráneas cada dos o tres años. Eso fue México hasta que logramos democracia. En teoría cuando vivimos en democracia significa también que tenemos un Estado de Derecho, esto quiere decir que todos somos iguales ante la ley, que nadie está encima de la ley.
Por otro lado los mexicanos estamos acostumbrados a votar en elecciones. Lo hemos hecho desde hace ya varias décadas, y hoy en día se nos dice que así es como participamos, sin embargo la realidad es que en México hemos vivido en una democracia representativa o electoral donde el rol del ciudadano consiste en ir a las urnas y emitir un voto, tal vez llevarse una despensa, pero hasta ahí. ¿Realmente que tanta participación hay? ¿Así somos libres? ¿Así se ejerce nuestra ciudadanía? En teoría sí. Sin embargo todos sabemos que en la práctica la igualdad planteada por la democracia no existe en México. Y sobre todo aquellos de nosotros que hemos visto la realidad de los asentamientos más marginados sabemos que 52 millones de mexicanos no viven una verdadera democracia.
Si realmente queremos una democracia funcional, una democracia en los hechos y no solo en el papel o en otras palabras una democracia participativa se requiere formar verdaderos ciudadanos.
Para definir ciudadano, tomare la definición que explica que es un “individuo como sujeto de derechos políticos. Esto quiere decir que el ciudadano interviene en la vida política de su comunidad al ejercer dichos derechos”. Pero nunca se debe olvidar o claudicar al hecho de que la plena ciudadanía también implica una serie de deberes y obligaciones. Pareciera aveces que nos empeñamos en no cumplir con las normas y leyes donde vienen estas obligaciones.
Tal vez tenga algo que ver con la cultura que tenemos como sociedad, por ahí incluso se llega a aventurar que es parte de la herencia española a la nación. Al venir ellos a conquistar, lleva implícito la estructuración de un sistema extractivo y por lo tanto tiende a ser parcial y abusivo de algunos, mientras que privilegia y protege a otros. Pero eso no explica porque algunas naciones con nuestro mismo pasado histórico como Chile o uno muy parecido como el caso de Brasil, tienen hoy más cultura y civilidad. En Chile, creo que la dictadura militar inyecto una dosis alta de disciplina y orden que aún hoy tienen efectos en esas sociedades pero indudablemente hay otros factores. Volviendo a los mexicanos, no vemos el objetivo de respetar una serie de reglas con las cuales no nos identificamos como tampoco conocemos el beneficio de que todos las  respetáramos.
 Si formamos ciudadanos conscientes de todos sus derechos y cumplidor con sus obligaciones, que además en un acto de solidaridad y congruencia ciudadana, estén dispuestos a exigirlos para no solo ellos mismos sino dispuestos a trabajar por los derechos de los demás, estaremos construyendo democracia mediante la construcción de ciudadanía por ende lo obvio es enfocarnos en construir esta verdadera ciudadanía. Esto se puede comenzar con algo muy sencillo: La participación.
En una democracia como la nuestra es necesaria la participación para generar cambios que resuelvan los problemas que nos aquejan. Pero es necesaria una participación no solo en las urnas votando sino que tiene que ir más allá.
Es en las universidades donde se puede crear un primer frente de batalla donde tenemos que invitar a los universitarios a poner su educación al servicio de la sociedad. Invitar a que ahí se generen las ideas innovadoras que permitan romper con estas estructuras y consensos actuales que año con año está demostrando estar errados.
 Los jóvenes chilenos marchan porque exigen tener un mejor sistema de educación superior pública. Envidiarían lo que como mexicanos tenemos en ese rubro. Sin embargo nuestras universidades parecen más enfocadas en formas futuros robots empleados de las grandes empresas y conglomerados, los cuales forman parte y sostienen en buena medida un sistema económico evidentemente fallido y que entienden por “desarrollo” un sistema que margina y excluye a muchos. ¿Por qué no generar jóvenes críticos e innovadores que se dediquen a construir cosas nuevas, generar ideas envés de solo repetir de manera estática, sin chiste lo que por cierto se está viendo que no sirve? Los tenemos que invitar a usar su conocimiento para la construcción de una verdadera democracia.
Los estudiantes universitarios serán los próximos líderes de la sociedad. Es primordial que participen como ciudadanos, es necesario que participen para decirle un YA BASTA!  A todos los problemas que nos aquejan; mala salud, delincuencia, abuso de autoridad, corrupción, contaminación, inseguridad, balaceras, secuestros. Ya mi ciudad y nuestro país están tocando fondo y necesitamos de la participación de todos y hay un enorme capital en las universidades que no se está motivando ni exigiendo lo suficiente. Se vale no participar pero si se decide no participar entonces no se vale después quejarse.
Para finalizar tomo como concepto de Participación Ciudadana aquella que dice que se traduce en “acciones que llevan a cabo las personas para involucrarse, interesarse y/o comprometerse con el bien común. Pueden ser colectivas o individuales siempre y cuando estén orientadas al bien común.”
El hecho de que estén orientadas al bien común es la característica fundamental que distingue a la participación ciudadana de otros tipos de participación. Es esa la participación que tenemos que practicar, fomentar y exigir.

andres.saldivar@gmail.com